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Unas Fiestas de leyenda I

  • Carolina Álvarez
  • 5 mar 2015
  • 5 Min. de lectura

En Caravaca de la Cruz ya comienza a prepararse para sus fiestas en honor a la santisima y Vera Cruz Estas fiestas que apenas duran cinco días son preparadas por todos los caravaqueños y caravacaqueñas durante todo el año.

El origen se basa a que en el asedió mulsuman a la ciudad de Caravaca los cristianos se protegían dentro del castillo. Los mulsulmanes enveneraron las aguas para obligarlos al salir. Por lo que varios mozos bajaron al pueblo a por vino (ya que agua no había y tenian que sanar a los enfermos), mientras regresaban al Castillo fueron abatidos por los mulsulmanes así que se vieron obligados a engancharse a los caballos para poder ser más rápidos y poder llegar con el vino al Castillo. Por este motivo cada Dos de Mayo la ciudad de Caravaca se vieste de rojo, blanco y negro, y sesenta caballos con sus cuatro correspondientes caballistas recorren la cuesta de Castillo intentado ser los más veloces.

La noche de las migas.

Las fiestas comienzan el 30 de Abril por la noche con el concurso miguero que tiene lugar en las calles del Casco antiguo de Caravaca.

Esa noche los caravaqueños en grandes peñas migueras toman las calles del casco antiguo realizando un pasacalles vestidos con ropas horteras de correspondientes peñas para finalmente probar las migas de su peña.


1 de Mayo


Durante la mañana tiene lugar la ofrenda de flores donde grupos cristianos, kabilas y peñas caballistas, así como demás caravaqueños vestidos de huertanos van a adorar y a llevarle flores a la Santísima y Vera Cruz.

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Por la tarde tiene lugar el certamen de los Caballos a pelo donde el Bando de los Caballos del Vino (votados por las distintas peñas) da premio a los diez caballos más hermosos.

Así las peñas comienzan un pasacalles encabezamos por su caballo y acompañadas de charangas en la plaza elíptica de la cuidad Gran Vía arriba para volver a adentrarse en el casco antiguo y finalizar el recorrido en la Plaza del Hoyo donde finalmente se muestra al caballo.


Después de entregarse los diez premios , los caballos se van a descarnsar para el gran día.


Mientras tanto tiene lugar la exposición de mantos. El manto lo componen las distintas piezas que sirven para vestir al caballo, lujosamente bordadas con seda e hilo de plata y oro. Son verdaderas obras de arte que durante esta noche tenemos ocasión de observar detenidamente, ya que el frenesí y la fiesta del día siguiente, por lo general, impiden ver los detalles de estas obras. Las 60 peñas se reparten en tres bloques dependiendo de la calidad del manto.

Así Caravaca la noche del 1 de Mayo está llena de vida, de los caravaqueños yendo y viniendo de los distitnos bajos y haciendo sus apuestas sobre quien se llevará el primer premio el día siguiente.


2 de Mayo


Por fin llego el ansiado día de los Caravaqueños. A las 7 de la mañana con la traca Caravaca despierta. Pero hay que decir que ya son muchos los que llevan horas despiertos, pues los caballistas tienen que ir a recoger a sus caballos y vestirlos con sus mantos para poder comenzar el día.

Mientras el caballo es vestido los componentes de las distintas peñas desayunan y van a recogerlo para comenzar así el día con alegría.

En la misa de aparición las peñas que van llegando a lugar de encuentro se reúnen alrededor del templete para escuchar la misa y recordar la leyenda.

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«Estando Caravaca tomada por las huestes del reyezuelo musulmán CeytAbuCeyt, éste quiso saber a qué se dedicaba uno de sus prisioneros: Ginés Pérez Chirinos. Era sacerdote y su oficio consistía en decir la misa. CeytAbuCeyt quiso conocer de primera mano qué era eso de "celebrar misa". Así que mandó organizar todo para realizar el ritual cristiano.

Estando todo dispuesto y Chirinos preparado para comenzar la misa, éste advirtió que faltaba un elemento importante para llevar a cabo el ritual: la Cruz. Así lo hizo saber a AbuCeyt. Sin la Cruz no se podía oficiar la misa, pues era el elemento central de la liturgia, el símbolo de todo cristiano. En esto estaban, cuando una gran luz apareció en lo alto y dos ángeles, portando una Cruz de doble brazo, descendieron ofreciendo la reliquia al sacerdote.

Tan impresionado quedó el sultán AbuCeyt que tiempo después acabó por convertirse al cristianismo bajo el nombre de Vicente Belvis. Caravaca ya tenía a su Cruz y la Cruz ya estaba en su pueblo.»


A continuación tiene lugar el segundo pasacalles por la calle conocida como la Cuesta de la Simona, la cuál se abarrota de caravaqueños que visten orgullosos sus camisas blancos y pañuelos rojos, portando con orgullo el escudo de sus peñas. Es la primera prueba para los caballistas y los Caballos del Vino que deberán demostrar de lo que son capaces, se considera como un ensayo de la carrera, donde los más impacientes ya empiezan a hacer sus apuestas. Un vez que cada caballo ha subido la cuesta, con más o menos éxito, los componentes de la peña se reunén con él para realizar otro pasacalles que terminará con un almuerzo.


Moros y Cristianos también toman las calles de Caravaca en 2 de Mayo, aunque con menos intensidad. Son los que comienzan el ascenso hasta el Castillo seguido por las peñas caballista. Ahora es cuando la emoción ya si se palma en al aire, los caballistas ansían el momento para el que tanto se han preparado. El orden de subida no es aleatorio, ya que se realiza un sorteo semanas antes en la Misa Caballista.


Una vez que llega la primera Peña a la conocida como “Cuesta del Castillo” es cuando por fin se escucha el primer “Caballo en Carrera” donde se avisa que el caballo ya está corriendo la cuesta y se hace paso entre la gente para poder escuchar segundos más tarde el ansiado “Carrera Válida”. Así 60 caballos acompañados de sus valientes y fieles caballistas nos regalan unas horas llenan de emoción e intensidad donde hay tanto penas como alegrías.

La cuesta es un lugar insólito y maravilloso si se está en ella con responsabilidad, hay que destacar que la Cuesta durante la carrera está abarrotada de gente y hay que apartarse cuando sube el caballo, ya que el animal puede desviarse y no subir en línea recta. Además no sólo se acaba con la ilusión y el trabajo de las caballistas durante todo un año, sino también porque es peligroso y se puede acabar herido. Aunque hasta el momento no se ha tenido que lamentar ningún accidente grave.


La Carrera ya ha comenzado y la bandeja de flores ha llegado a la fortaleza. Estos dos actos coinciden en el tiempo, aunque es posible seguir primero la bendición y posteriormente parte de la carrera. El alcalde de Caravaca, en nombre de la ciudad, ofrenda la bandeja a la Cruz presente en el interior de la Basílica Santuario. Entonces el capellán bendice el vino dispuesto sobre la mesa y, sumergiendo la Cruz tres veces, con el goteo rocía las flores. Quedan benditos el vino, subido por el caballo histórico, y las flores ofrecidas por el pueblo de Caravaca, así como todas las flores del día 1 de mayo


Una vez terminada la carrera, la explanada del Castillo se llena de gente, los ganadores cantan orgullosos canciones populares y la tensión vuelve a notarse en el ambiente por saber quien habrá ganado el primer precio de enjaezamiento. Tanto los premios de carrera como de manto son repartidos uno a uno y las peñas van a recogerlo acompañadas de sus caballos. Una vez entregados todos los premios las peñas ya se van a comer el tradicional arroz.

A la vez comienza la procesión de moros y Cristianos desde la Explanada del Castillo hasta la Iglesia del Salvador, acompañando una vez más a la Santísima y Vera Cruz.


Al llegar la noche, se celebrar las alegrías de ese año y los desafortunados ya empiezan a soñar otra vez con el año que viene.


 
 
 

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